Las rebanadas de una pera se convierten en un conjunto de sillas para una sala de juntas, una alcachofa sirve como recinto de reunión para los amigos y un mango es un cómodo espacio para sentarse a descansar. En el mundo de la diseñadora industrial Desireé Hernández, las flores, frutas y verduras cobran la forma de muebles, en su primera serie Hidden Organic Collection.
Lo peculiar de estos objetos es que, además, al recuperar la figura inspirada en la naturaleza, son una suerte de esculturas y permiten aprovechar los espacios pequeños en oficinas o casas, ya que al apilarlos ocupan volúmenes menores.
En tres años ha desarrollado 10 prototipos de muebles inspirados en lo natural y lo orgánico, de los cuales siete ya han sido fabricados. Las piezas de la diseñadora están realizadas en tela, madera, mimbre y fibra de vidrio, dependiendo de la similitud que busque darle con la fruta, verdura o flor a la que se asemeje.
Su obra más vendida en este tiempo ha sido D’Eeg, un huevo de fibra de vidrio que, al desmontarse en dos partes, crea un par de sillones que están acompañados por una mesita de centro.