Elegir un sofá no es tan sencillo

No, no es tan sencillo como pueda parecer. Y no lo es porque la variedad de opciones es mucho mayor de lo que podamos imaginar. Desde una butaca hasta una cheslong, podemos encontrar un sofá para cada gusto y necesidad, para cada estilo decorativo y, por supuesto, para cada presupuesto.

En un salón y, sabemos que muchas viviendas solo cuentan con salón y poco más, el sofá, constituye una de las piezas más importantes. Se trata del lugar en el que pasamos más tiempo sentados, viendo la televisión, leyendo, charlando, wasapeando o durmiendo. Razón de más por la que su elección debe implicar el análisis de ciertos aspectos. La finalidad de ese análisis exhaustivo, es encontrar el sofá más confortable, duradero y que cumpla con las necesidades personales de cada usuario. Esta tarea, no es tan sencilla como puede parecer a priori, existe una variedad tan amplia de modelos y estilos en el mercado que, la misión puede resultar, imposible.

Lo primero que hay que considerar es lo concerniente a las medidas y formas de las que dispone el espacio en el que se va a colocar. El número de personas que lo van a utilizar día a día es igualmente esencial, puesto que este factor, limita las posibilidades entre los diferentes tipos de sofá. Otro de los factores indispensables es la comodidad que ofrece el sofá a los usuarios. Por lo que es más que aconsejable acudir a la tienda de forma presencial para probarlo. En este sentido no hay que cortarse, sentarse en el sofá o incluso tumbarse, no está mal visto, al contrario. Cada persona tiene su propia constitución física y percibe la comodidad de manera diferente. Además de todo esto, el sofá, debe ir acorde con la decoración y el estilo del hogar o espacio en el que se va a colocar.

Una clasificación clásica

 

La mayoría conocemos los sofás como sofás, no hacemos alusión a su tipología oficial. Sin embargo en el sector, los denominan por categorías o tipos, como nos cuentan los profesionales del mundo del mueble de Goterris. Los más tradicionales son los sofás de dos o tres plazas. Esta categoría se adapta a cualquier espacio y ambiente. Quedan bien en salones o dormitorios, recepción de una oficina o despacho. En los espacios más grandes, se pueden y suelen, combinarse uno de dos plazas con otro de tres, así como complementarse con un sillón u otro tipo de asiento, como puf o almohadones.

Pasamos a sofás en e L, con un lado más largo que el otro, compuesto, por lo general, por tres y dos plazas. Son ideales para colocar en salones grandes, permitiendo a las personas hablar y socializar unos con otros. Pueden servir como separador de ambientes sin necesidad de añadir otros elementos divisorios como estanterías o tabiques. En este caso, se aconseja colocar el lado más largo junto a la pared, ganando en amplitud y facilitando el paso.

Por su nombre francés, la chaise longue (cheslong para los españoles), denota elegancia. Se corresponde con los sofás que, incluyen una prolongación en uno de los asientos, con lo que es posible recostarse con mayor comodidad. De ahí su nombre francés, cuya traducción no es tan encantadora: silla larga. Al ocupar gran espacio, se aconseja para salones con mayor amplitud. En los últimos años, este tipo de sofás, se ha convertido en uno de los espacios preferidos de los hogares para relajarse y disfrutar de la familia. Permite estirar las piernas, al mismo tiempo que el modulo, puede utilizarse como asiento extra, en caso de que haya más invitados. Otra finalidad, es servir como cama, por lo que se considera un modelo que hace posible la maximización el confort con un toque moderno.

Similar al sofá en L, encontramos el rinconero. En este caso, ambos lados del sofá, cuentan con la misma extensión. Son ideales para las familias numerosas y compartir buenos momentos con los amigos. Su ventaja es la adaptabilidad para cualquier rincón, incluyendo los salones pequeños.

Existen también los sofás modulares, divididos en piezas individuales que pueden ponerse o quitarse, en función de la necesidad. Esto permite acomodarlo de diversas formas, incluso, separando las partes. Los bloques que lo componen pueden contar con brazos y respaldos a razón de cómo se coloquen. Los módulos, a su vez, pueden servir como reposapiés o mesitas, integrar puf, o cubos extraíbles, añadiendo comodidad y funcionalidad, a partes iguales. Con este tipo de sofás, no importa si se dispone de un sofá grande o pequeño, los módulos se adaptan a cualquier espacio. Si se busca funcionalidad, personalización y recomposición de un espacio, se trata del sofá más adecuado.

Como es lógico, no podemos olvidarnos del sofá de una plaza o sillón. Este tipo de sofás, se utiliza para ganar una plaza extra, como complemento de un sofá de mayor tamaño, así como para aprovechar alguna esquina del salón. Son ideales para colocarlos en una habitación, proporcionando un rincón personal para la relajación, coser, leer o echar una buena siesta, de cara a la ventana.

Una clasificación más selecta

Dentro de la clasificación de los sofás, hemos descrito los más clásicos por su habitualidad. Ahora, pasamos a los tipos de sofá algo más selectos, como es el caso del tipo Chester o Chesterfield. Se trata de un sofá clásico en sus líneas, con brazos curvados y respaldo bajo a la misma altura. Se tapizan con un capitoné continua, un tapizado acolchado con una serie de botones repartidos de forma geométrica. A principios del siglo diecinueve, ambientaban los salones de la Anglo Terra, pero en la actualidad, este sofá tan mítico, se adapta a cualquier estilo, proporcionando un aire distinguido y un toque sofisticado y elegante, aunque va más a juego con los estilos decorativos más clásicos de corte vintage. En sus orígenes, se tapizaba con cuero, aunque en la actualidad, es posible encontrar estos diseños en terciopelo, tela o polipiel con diferentes tonalidades. Se caracteriza por ser robusto y rígido, lo que hace que muchas personas lo tilden de incómodo.

Tan singular como como conocido es el sofá cama. Un sofá multifunción, ideado para resolver problemas de espacio. De día un sofá más, para sentarse y pasar el rato; de noche, una cama para descansar. Sin duda una de las soluciones más adecuadas en la actualidad, donde las casas disponen de pocos metros y, en muchas ocasiones, carecen de habitación. También es de gran utilidad en las viviendas en las que falta una habitación o en aquellas en las que los invitados, son habituales. A la hora de elegir un sofá cama, hay que tener en cuenta que cumpla ambas funciones como corresponde y que, una vez colocado, no obstruya las puertas o zonas de paso.

Igual de útiles pueden resultar los sofás con almacenaje. En los espacios reducidos, mantener el orden y disponer de espacio de almacenaje es indispensable. Sobre todo si hay hijos. Por suerte existen sofás que cuentan con un espacio de almacenaje bajo sus asientos o en el chaise longe. La solución ideal para guardar mantas, almohadas, juguetes… de forma práctica y ordenada.

Otra opción son los sofás ergonómicos. Se trata de los sofás que cuentan con un respaldo reclinable y asientos extensibles, permitiendo una mayor adaptabilidad en función de los gustos particulares o lo que se esté haciendo: ver la tele, dormir, charlar, tomar un café. Algunos de ellos, incluyen sistema de masaje, funcionan de forma manual o motorizada y permiten un mayor disfrute y descanso, ayudan a relajar la musculatura y facilitan una mejor circulación de la sangre.

Hasta aquí los diferentes tipos de sofá que podemos encontrar en el mercado. Aparte  de los modelos disponibles, los cuales deben proporcionar diseño y comodidad, es importante prestar atención a su tapicería a la hora de elegir el más conveniente. En este aspecto, podemos encontrar sofás con tapizado natural, sintético o en piel. Los tejidos naturales aportan una apariencia estética y son agradables al taco. Son tejidos tratados para aumentar su resistencia y son los más indicados para las decoraciones ecofriendly, tan actuales.

Los tapizados sintéticos, se componen de fibras sintéticas de última generación que, cuentan con cualidades especiales como la resistencia al fuego, al agua, la humedad, etc. Imitan el aspecto natural, sobre todo las pieles con un alto nivel de resistencia. En cuanto al tapizado en piel, señalamos que se trata de sofás de lujo, con un elevado coste y un acabado excepcional.

No obstante, esta clasificación, es posible encontrar los sofás clasificados por sus dimensiones, el diseño, la estética o su funcionalidad. Como se puede comprobar, la variedad de opciones es muy amplia, lo que hace posible que existan diseños para todos los gustos, necesidades y bolsillos. Tener en cuenta algunos factores como la calidad o el diseño, resulta indispensable para adquirir el sofá que más se adapte a cada necesidad.

Aunque, como señalan los entendidos, de poco vale tener en cuenta todos esos aspectos si no se prueba in situ. La mejor manera de elegir un buen sofá, sea del tipo que sea, es acudir a una tienda y probarlo. Tocarlo, sentarse en él, tumbarse… es la mejor manera de elegir.

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