Con el paso de los años nuestra casa, al igual que nosotros y que todo en esta vida, va sumando experiencia, pero también desgaste y es que los años no pasan en balde y todos notamos como a medida que nos vamos haciendo mayores también perdemos algunas cualidades que teníamos de jóvenes, como la movilidad o la flexibilidad. Esto, que es habitual en nosotros, nuestra casa se resiente en el desgaste de los elementos y en que van apareciendo las primeras averías, sin embargo, aunque siempre podemos optar por reparar todos aquellos desperfectos que surjan, como medida paliativa, la realidad es que antes o después tendremos que acabar cambiando esos elementos para poder dar paso a algunos nuevos que ya no solo sustituyan a los anteriores, sino que cumplan con las expectativas actuales.